¿Te has fijado que prácticamente cualquier cosa que te compras viene con un manual de instrucciones?
Los grandes artículos, como lavadoras, televisores o coches, tiene sentido.
Porque si no a ver quién aprende a manejarlos sin unas mínimas indicaciones de para qué sirve cada botón.
Pero es que también traen unas mínimas instrucciones, cosas tan simples como la ropa, que lleva su etiqueta para que sepamos cómo lavarla o cómo plancharla.
E incluso una pequeña linterna que solo tiene un botón para encenderla y apagarla.
Que cuando abres el paquete te sueles encontrar un pequeño papelito que, además de las especificaciones técnicas, incluye una frase del estilo: “Para encender la linterna, pulse el botón. Para apagarla, vuelva a pulsar el botón” junto a una imagen con una flechita que señala el botón.
Y claro, uno puede pensar que tiene todo el sentido del mundo, porque los usuarios necesitamos saber cómo manejar aquello que compramos sin depender de nadie más.
Incluso cuando lo que adquirimos es tan simple como una pequeña linterna con un solo botón.
Pero entonces, si es tan obvio, ¿por qué ves “normal” que tu empresa, con lo complicada que es, no tenga un manual de instrucciones?
Porque yo puedo entender que cuando estás tú solo, como vas en plan Juan Palomo (yo me lo guiso y yo me lo como), te quieras permitir el lujo de no necesitar el manual porque básicamente vas aprendiendo a base de implementar tú y repetir tú.
Pero es que tampoco lo creas cuando vas creciendo e incorporando gente en la plantilla.
Y el problema de esto, y que es la lección que has de sacar de esta reflexión, es que tu empresa, que ya es complicada cuando estás tú solo, se torna aún más compleja a medida que crece.
Y no tener un manual que explique cómo está conformada la empresa y cómo se hacen las cosas, es lo que lleva a los empleados a sentirse perdidos y tener que estar reinventando constantemente los procesos.
O lo que suele ser más habitual, que tú debas dedicar demasiado tiempo a enseñarles primero cómo se hacen las cosas, y a controlar después que lo hagan según tu criterio.
Motivo por el que no tienes tiempo para lo que de verdad es importante y debas trabajar más horas de las necesarias.
En definitiva, que a donde yo quiero llegar con todo esto, es a que te convenzas de que tu empresa necesita manuales.
Y tampoco te voy a decir que pares el mundo y te pongas a crearlos, porque seguramente tengas muchos, y según como sea tu empresa, algunos serán muy complicados.
Pero al menos sí deberías crear cuanto antes, si es que no lo tienes, el que explica lo que es y lo que hace tu empresa.
Ya sabes, todo eso de misión, visión, valores, estructura, cliente objetivo, propuesta de valor, etc.
Porque es sorprendente la de empresas que existen en las que la mayoría de sus empleados no saben dónde trabajan.
Sí, saben a grandes rasgos a qué se dedican, pero no el porqué, ni el para qué.
Así que planifícalo y ponte con ello.
Y si necesitas ayuda, ya sabes dónde encontrarme.
¡Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – A partir de ahora, cada vez que veas un manual de instrucciones, acuérdate de que tu empresa no lo tiene.