Yo me convertí en productivo por obligación.
Ni lo buscaba, ni sabía lo que era.
Pero había metido mi empresa de entonces en un agujero muy profundo y para sacarla necesitaba de una alta dosis de eficacia y productividad.
Y si te soy sincero, y como puedes ver, no sólo no me arrepiento nada de haber tomado esa decisión, sino que estoy tan encantado que incluso me dedico a ayudar a otros a que también lo sean.
La cuestión es que una de las cosas que más me ayudó a cambiar mi vida en lo que respecta a esto, lo saqué de una cita que encontré en una de las primeras páginas de un libro sobre productividad.
En concreto, del libro “Getting Things Done”, GTD para los amigos, y que en España le pusieron el título de “Organízate con Eficacia”
Y la cita decía lo siguiente: “Tu mente es para tener ideas, no para retenerlas”
Esa frase revolvió mi escaso cerebro.
Porque me hizo darme cuenta de que todo el tiempo que había dedicado en el colegio a memorizar hechos y datos, y todo el esfuerzo que había dedicado a memorizar números de teléfono, matrículas, nombres de personas, y un montón de cosas más, eran una pérdida de tiempo y de esfuerzo.
Y fíjate si me encandiló la frasecita, que aunque yo siempre he sido un tipo bastante imaginativo, la verdad es que a nivel de memoria dejaba bastante que desear.
Tanto, que incluso en ocasiones pensaba que era un poco más tonto que los demás.
Pero esta nueva visión me convenció de que aunque seguía siendo un poco más tonto que los demás, al menos no lo era por falta de memoria.
Venga, quédate con la canción…
Tu cerebro no está destinado a recordar cosas.
Tu cerebro está destinado a imaginar, preguntarte, soñar, o incluso perseguir intereses espontáneos sin ninguna preocupación, pero no para recordar.
Y esto puede transformar tu forma de trabajar, igual que transformó la mía.
Porque no tiene sentido que tengas que perder el tiempo intentando recordar datos, si puedes acceder a ellos fácilmente.
Y para ello sólo necesitas incorporar a tus herramientas lo que yo llamo, una mente externa.
O lo que es lo mismo, un lugar confiable fuera de tu cabeza, donde puedas meter toda esa información que quieres o necesitas tener a mano, o que simplemente quieres guardar como referencia.
Y esto puedes hacerlo con una simple libreta, o con una caja. Como tú veas. Aunque yo, sin duda, te recomiendo algún sistema digital.
Ahora bien, ¿cómo puedes empezar a montar esa mente externa?
Pues me alegro de que me lo preguntes.
Si quieres dejar ya de esforzarte por recordar cosas, pasa por aquí, pero si no tienes tanta prisa y no te molesta seguir viviendo un poco más así, quizá saque un curso pronto.
Que la productividad te acompañe!
Rafael Valero
PD – Arriba tienes la solución