A veces me frustro, me atasco o procrastino.
¿A ti también te pasa?
Claro que te pasa.
Es un estado de ánimo bastante común últimamente.
Bueno, lo ha sido siempre, pero últimamente es más notable.
Quizá porque todo el mundo habla de ello y eso nos hace más conscientes.
Menos mal que hay maneras de escapar del estancamiento.
Y una de ellas es tan simple, o tan complicada, como pararte un breve momento y reflexionar, abordándolo en lugar de evitándolo.
Así lo hago yo…
Cuando me enfrento a una tarea que no paro de posponer, me hago la siguiente pregunta: “¿Por qué no lo he hecho todavía?”
A continuación cojo una hoja de papel y escribo la tarea que “me tiene parado”.
Y debajo listo los posibles “porqués”:
- No sé por dónde empezar
- En realidad no es urgente
- Quiero hacerlo de maravilla, pero no me viene la inspiración
- …
Haciendo esta sencilla reflexión consigo aclarar la mente, porque al escribirlo me resulta más fácil abordar los motivos.
O también es posible que descubra que en realidad no quiero hacerlo.
Cuando me enfrento a decisiones difíciles que no acabo de tomar, lo que me pregunto es: ¿Qué me impide hacerlo?
Y en esta ocasión, la clave es enumerar los obstáculos y las posibles excusas para eliminarlas.
Por ejemplo, supongamos que quiero despedir a un vendedor.
Cojo una hoja de papel y anoto arriba la decisión a tomar, y debajo los motivos que creo que me impiden tomarla:
- No tengo información suficiente de sus resultados que me den una base firme para hacerlo
- No tengo el dinero para indemnizarlo
- Este chico me cae bien
- …
Una vez que lo escribo me resulta más simple descubrir cómo abordar los obstáculos.
Porque quizá, si he de indemnizarlo, no importe tanto tener la información de sus resultados.
O es posible que como me cae bien, en lugar de despedirlo, pueda cambiarlo de puesto.
Y cuando me siento frustrado o descontento, y no sé por qué, lo que hago es analizar qué lo está causando listando las posibles razones.
- No estoy tomando una decisión y eso me está costando dinero
- Tengo el despacho muy desorganizado
- La ropa cada vez me está más pequeña
- No consigo vaciar la bandeja de entrada del email
- Un cliente no me responde al presupuesto
- …
Aquí la cuestión es anotar cualquier cosa que te esté incomodando, porque muchas veces, lo que nos hace infelices no son grandes cosas, sino pequeñas cosas acumuladas.
Y ya está.
Como te he dicho, es así de simple, o de complicado.
Cuando sientas que no avanzas, hazte estas preguntas:
1- ¿Por qué no lo he hecho todavía?
2- ¿Qué me impide hacerlo?
3- ¿Qué me hace sentir frustrado?
Espero que te ayude.
¡Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – Piensa que el tiempo que te lleven estas reflexiones, ya sean 5 minutos o 2 horas, merecen la pena si te ayudan a salir del atasco.