¿Te ha pasado alguna vez darte cuenta, de repente, de que un empleado ha dejado de estar comprometido contigo o con tu empresa?
Seguramente sí, ¿no?
Ya sabes…
Esos casos en los que, por cualquier razón, un empleado que, por ejemplo, antes siempre llegaba el primero, ahora lo hace a su hora.
O que antes no le importaba quedarse hasta bien pasada su hora de salida, y ahora sale en punto.
O que antes siempre estaba dispuesto a hacer cualquier tarea, aunque se saliera de sus funciones, y ahora ya no.
Pues bien, tanto si te ha pasado, como si no, estate atento.
Porque te voy a contar qué puede estar pasando, y por qué.
Y cómo evitarlo.
Aunque primero quiero dejar clara una cosa.
Y es que de esto uno no se da cuenta de repente
Simplemente, preferimos hacer ojos ciegos.
Porque estamos tan cómodos con esa situación, que asumir que vamos a dejar de “beneficiarnos” no nos gusta.
Y entonces, en lugar de confirmar lo que es evidente desde hace semanas o meses, nos ponemos mil excusas.
Como que si quizá tiene problemas en casa.
Que si quizá esté pasando una mala racha.
O que si quizá el calor le está afectando.
No sé, cualquier cosa menos asumir la realidad.
Vale.
Una vez dicho esto, vamos con el qué está pasando.
Porque mientras no lo sepamos no podremos evitarlo.
Y lo que has de saber es que lo que seguramente te está haciendo es «quiet quitting».
O diciéndolo en nuestro idioma, que está renunciando silenciosamente.
O sea, que lo que busca básicamente es que lo despidas.
¿Y por qué pasa?
Pues generalmente porque considera injusta la situación que está viviendo en la empresa.
Que en unos casos puede ser real, y en otros solo su percepción.
Pero de la que, en cualquier caso, te culpa a ti o a su superior directo.
Y puede ser porque esté cansado de que se le presione tanto.
O de que las condiciones laborales sean tan duras.
Ya sabes… horas extra, malas formas, herramientas arcaicas…
Aunque también es muy probable que se haya desengañado contigo porque no hayas cumplido lo que le prometiste.
O porque sin que le hayas prometido nada, diera por sentado algo que en realidad no iba a pasar.
La cuestión es que quiere marcharse.
Pero normalmente no lo hará hasta que encuentre otro empleo, o para no perder la posible indemnización.
Así que su manera de “protestar” es limitarse a hacer solo aquello por lo que se le paga.
O sea, entrar y salir a su hora exacta.
No aceptar hacer horas extras.
No hacer ninguna tarea que no sea para las que lo tienes contratado.
Y todas esas cosas que hace que los empresarios pensemos que con esa actitud no va a prosperar nunca.
Pero que en realidad es lo justo.
Al final, el problema es que el desengañado eres tú.
Porque te ha malacostumbrado dándote más de lo que realmente le correspondía, y ahora te cuesta admitir que no lo haga.
Y si su descontento es grande, el tuyo es mayúsculo.
Así que, la solución es que, o te lo tragas y esperas a que encuentre otro empleo y se vaya.
O tienes que despedirlo.
Porque si cedes con uno, los demás verán tu debilidad y tendrás que hacerlo con todos.
Algo que no te conviene para nada.
Y sea como sea, esta situación te va a costar disgustos y dinero.
Ahora bien, ¿cómo se puede evitar esta situación?
Pues mira, en realidad es fácil.
Para empezar, nunca prometas algo que no sabes si podrás cumplir.
Y si sí que lo podrás cumplir, deja las condiciones, las fechas tope, o lo que sea muy claro, para que no haya confusiones.
Por otro lado, deja también muy claras las funciones y responsabilidades de cada empleado desde el primer día.
Y ni esperes ni busques que te den más de esas condiciones, porque ya sabes a donde te puede llevar.
Y por último, no trates a tu personal como criados.
Ni siquiera a tu secretaria, si es que la tienes.
Porque hasta el último de los becarios está en un ambiente profesional, y profesionalmente debes tratarlos.
Y poco más.
Espero que esto te haya ayudado a entender qué estaba pasando, si es que lo estabas viviendo.
O a evitar que te pase nunca.
Porque es bastante desagradable.
¡Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – A todos nos gusta que nos doren la píldora, pero recuerda que es muy arriesgado y que a la larga te puede costar disgustos y dinero.
Muchos disgustos y mucho dinero.