Hay una técnica utilizada por muchas empresas que consiste en marcar precios placebo para sus productos o servicios.
Es decir, que cogen el mismo producto que venden.
El mismo.
Y le cambian el nombre y el envoltorio y lo suben de precio.
Insisto, el mismo producto con un nombre distinto y un precio más caro.
Con esto se consigue que el cliente, inconscientemente, se convenza de que el producto más caro va a ser mejor.
O sea, que el café más caro sabrá a gloria, o que el chocolate más caro tendrá un sabor más intenso.
Ya me entiendes.
Sin embargo es una técnica peligrosa si la aplicas tal cual.
Y si tú lo haces, o en algún momento te lo has planteado, atento.
Mira.
Cuando se hace esto, la tendencia es que la mayoría de los clientes optan por el más caro por esa tendencia que tenemos las personas a pensar que si es más caro es mejor.
Pero si el cambio sólo es de nombre y de precio, pero sigue siendo exactamente el mismo producto que el original, lo que se consigue es un resultado habitualmente contrario, porque cuando los clientes se dan cuenta de que no hay diferencia, en el mejor de los casos volverán al producto original, y en el peor pensarán que has querido engañarles.
Yo ya te he hablado alguna vez del tema de vender a precios altos.
Soy partidario y siempre te lo recomendaré.
Porque funciona.
Pero no puedes cobrar más caro porque sí.
Tienes que aumentar el valor de lo que vendes y darle al cliente objetivo aquello que quiere y que la competencia no le está dando.
A veces no es necesario que sea algo espectacular y basta con que ese detalle diferente haga que al cliente le merezca la pena pagar más.
Pero hay que envolverlo en valor.
Disfruta del día!
Rafael Valero