Todos, incluido yo, tenemos alguna o varias tareas, que no hacemos más que posponer para más adelante.
Algo bastante frustrante y que, además de que te hace perder el tiempo, te desmotiva porque te lleva a pensar que eres poco productivo.
Así que no te queda otra que solucionarlo, porque si ya de por sí es bastante complicado estar organizado, hacerlo incómodo lo empeora.
Ahora bien, para poder solucionarlo de la manera más adecuada, antes has de saber por qué te pasa, no vaya a ser que tomes decisiones de las que tengas que arrepentirte.
Y mira, motivos hay muchos, pero quizá los más comunes sean estos:
No es una tarea: es decir, que en realidad es un “proyecto” que requiere de varios pasos (tareas) para poder ser completado.
En este caso, la solución es que analices con detalle qué otras cosas hay que hacer antes, y las listes en el orden adecuado.
La redacción no está clara: es decir, que cuando la apuntaste no especificaste claramente cuál era el trabajo a realizar, y por eso, cuando la lees, no te empuja a accionarla.
Para estos casos, la solución está clara: reescríbela.
No es el momento de hacerla: Es decir, que está a la espera de que se cumpla algo: una fecha, otra tarea, una información…
En este caso la solución es ponerle una fecha en modo recordatorio y quitarla de la lista de pendientes.
A parte de estas 3, hay otras cuantas posibilidades, también muy habituales, como por ejemplo: que no te motivan, que no las necesitas, o que ya no te generan interés, y cuya solución es directamente ELIMINARLAS.
Quítatelas de en medio porque no hacen más que molestar.
Porque es probable que cuando las apuntaras te parecieran buena idea o algo interesante a realizar, pero mirándolas con la perspectiva del tiempo, seguro que son prescindibles.
Y sí, ya sé que eliminar tareas genera estrés porque nunca estás seguro de si es lo más inteligente.
Pero es que si tienes tareas que llevas arrastrando semanas o incluso meses es porque no tienen ningún valor, y si lo tenían ya lo han perdido y raramente vas a realizarlas.
Así que elimínalas.
Y si te da mucho miedo eliminarlas, créate una lista del tipo “algún día” y mételas ahí.
La cuestión es que te las quites de delante para que no te estorben.
Además, si las eliminas y en realidad no tendrías que haberlo hecho, no te preocupes porque volverán a aparecer y podrás apuntarlas de nuevo en tus listas.
Que la productividad te acompañe!
Rafael Valero
PD – Ganarás más dejando ir una tarea que empeñándote en posponerla, porque tu descanso mental será mayor y podrás dirigir tu energía hacia cosas más importantes que seguro que tienen mucho más valor.