Cada vez es más difícil tener espacio para nosotros mismos y para las cosas realmente importantes de nuestra vida.
Nos pasamos la vida con la cara pegada a los dispositivos (teléfono, ordenador, televisión…) y se nos pasa lo de alrededor sin darnos cuenta.
Desde que te levantas, tu día está lleno de emails, reuniones, interrupciones, redes sociales y, en definitiva, infinidad de información y estímulos.
Y esto provoca que apenas podamos desconectar y estar a solas con nosotros mismos.
Verás, hace un tiempo leí un símil, que te reproduzco a continuación, porque me pareció que dibuja perfectamente la vida actual de cualquier empresario.
Imagina que tu mente es un jardín.
Si le echas agua todo el tiempo (información y estímulos) pensando que así las flores crecerán más rápido, lo que de verdad vas a conseguir es matarlas porque lo inundarás.
Sin embargo, si riegas lo justo y dejas que absorba y procese lo que necesita (ideas y tareas con significado) lograrás que crezcan unas flores espectaculares.
Mira, querer hacer más para tener más no es un error.
El error es creer que esa es la única forma de conseguir lo que quieres.
Y de una cosa sí que puedes estar seguro, y es que vivir así es de las cosas que, llegado el momento, hará que te arrepientas.
Así que lucha por lo que quieres, pero no a costa de perder tu vida por el camino.
No a costa de no ver crecer a tus hijos.
No a costa de perderte la belleza de los que envejecen a tu lado.
Búscate momentos de desconexión diarios para ti y dedícalos a pensar, reflexionar, o simplemente a evadirte del mundo.
Si tu día es muy apretado empieza por 10 minutos diarios, y a medida que vayas cogiéndole el gusto, auméntalos cada vez más.
Porque te aseguro que ese tiempo, por pequeño que sea, vale mucho más que la mayoría de los momentos que te pasas trabajando.
Y por favor, planifica tu agenda con inteligencia para dedicarte a las tareas realmente importantes que son las que te aportarán más valor y resultados, y empieza a “olvidarte” de las demás.
Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – El camino es tan importante como el destino.