Antes.
No hace tanto tiempo.
Si eras el dueño de una empresa, ya tenías asegurado al menos la mitad del éxito.
Ahora ser el dueño de una empresa es solo un detalle.
Porque si no eres capaz de liderar a tus equipos, da igual lo bueno que sea lo que vendas porque no llegarás a ningún lado.
Y lo que antes era tan fácil como mandar a los empleados para que te hicieran caso y si no los echabas a la calle.
Ahora se ha convertido en tener que influir en ellos para que quieran hacer lo que tienen que hacer.
Y si no lo haces bien, se te van.
Antes eras tú quien decidía qué empleados contratabas.
Ahora son los empleados los que deciden si quieren trabajar contigo.
Y asume que pagar una buena nómina ya no es suficiente para que ejecuten su trabajo.
Tienes que hacer que estén motivados.
Y si tenemos en cuenta que buena parte del éxito de tu empresa depende de tus empleados, de cómo actúan, de cómo se desenvuelven, y de cómo tratan a los clientes, pues no te queda otra que adaptarte.
Aunque la buena noticia es que no hace falta haber nacido con el don del liderazgo.
Porque a liderar también se aprende.
Solo tienes que desarrollar una serie de habilidades que aunque al principio cuestan, a medida que las vas incorporando en tu día a día se harán más fáciles y lograrás que te salgan de manera natural.
Son estas:
Trata a tus empleados como personas y no como números.
Demuéstrales que te importan y que valoras el esfuerzo que realizan.
Y no es necesario que te sepas el nombre de todos, aunque sería lo ideal.
Es más una cuestión de cómo dices buenos días cuando llegas.
Hazlos partícipes de los objetivos
Haz que sepan por qué lucha la empresa e implícalos, porque si todos miráis a la vez en la misma dirección, será más fácil llegar.
Asume tu responsabilidad aunque no seas el culpable
Si tus empleados ejecutan mal sus funciones es porque tú no has sabido explicarlo bien.
Deja de mandar
Encuentra el modo de que tus empleados realicen sus funciones sin que para ello debas dar una orden.
Motiva, motiva y motiva
Para que hagan las cosas bien y con ganas tienen que querer hacerlo, y para ello has de pasarte la vida motivándolos.
Comunica mejor para evitar errores
En toda comunicación hay 2 partes, el emisor y el receptor. Y si el receptor no entiende el mensaje, es porque el emisor no ha sabido transmitirlo.
Empatiza
Escucha de manera activa y ponte en el lugar de las otras personas, pues es el mejor modo en que podrás entender qué les ocurre y ayudarles.
Delega
Demuéstrales que confías en ellos y que los valoras, delegándoles tareas cada vez más importantes.
Crea más líderes
Tú no vas a poder siempre con todo y por eso has de formarlos y ayudarles a ser mejores líderes que tú.
Fomenta el buen rollo
Has de crear tan buen ambiente en tu empresa, que tus empleados estén deseando que lleguen las 8 de la mañana para empezar a trabajar.
Hay más, pero estas son quizá las más importantes.
Y recuerda que los empleados de una empresa son el fiel reflejo de su dueño, de manera que si es desordenado, sus trabajadores también lo serán. Y si es irrespetuoso, así se comportan también los empleados.
Disfruta del día!
Rafa Valero
PD – Hay 2 formas de realizar la misma tarea; con gusto u obligado. Y ya te puedes imaginar cuál de las 2 acabará siendo más efectiva y rentable para tu negocio.
PD 2 – A partir de ahora, levántate cada mañana con la única intención de liderar a tu gente, porque serán ellos los que te lleven hacia tu éxito.