El otro día te comentaba cómo zanjar una discusión, pero me olvidé decirte que lo más inteligente siempre es no iniciarlas.
Aún así, como sé que a veces es muy difícil evitarlas, que al menos no sea con un burro.
Verás.
En una ocasión se encontraron un burro y un tigre, y tras charlar un rato, empezaron a hablar sobre el color del pasto.
El burro decía que el pasto era azul, y el tigre mantenía que era de color verde.
La conversación pasó de ser una charla animada a convertirse en una discusión, y como no llegaban a ningún entendimiento, decidieron que iban a ir a preguntarle al león, que al fin y al cabo era el rey y él tendría que saberlo.
Cuando estuvieron frente al león, el burro le pidió que por favor castigara al tigre por su cabezonería, ya que insistía en que el pasto era verde, cuando en realidad era azul.
El león, mirando al tigre, dijo: “efectivamente, el pasto es azul, así que te castigo a 1 año de absoluto silencio”.
En ese momento, el burro, con una sonrisa que llegaba de oreja a oreja, y mirando burlonamente al tigre, se dió la vuelta y se marchó.
Entonces el tigre cogió un trozo de pasto, y poniéndolo delante del león le preguntó…
“¿Por qué me castigas si es obvio que el pasto es verde?”
El león con la típica parsimonia de los que están arriba, le dijo al tigre.
“Querido tigre, efectivamente el pasto es de color verde, pero te castigo porque no entiendo que alguien con tu poderío e inteligencia haya perdido su tiempo discutiendo con un burro”.
Mira, como te he dicho antes, cualquier discusión es siempre una pérdida de tiempo, pero discutir con quien no está dispuesto a cambiar de postura es de todas todas lo más improductivo que puedes hacer.
Y no sólo por el tiempo mal usado que no te da lo que quieres, sino que, además, te vas a ir enfurruñado, y mientras tu mente lo mantenga vivo no vas a poder concentrarte al 100% en nada.
Así que, a la mínima que veas que la otra parte no va a dar su brazo a torcer, abandona, y ya está.
Que la productividad te acompañe!
Rafael Valero
PD – Obligar a alguien a que piense como tú, o que te dé la razón, puede llegar a ser contraproducente.