¿Has oído hablar alguna vez de la ley del esfuerzo invertido?
Seguro que sí, si de alguna manera te obsesiona alcanzar metas y ser productivo.
Pero por si acaso no sabes de lo que te hablo, te lo cuento.
Verás.
La ley del esfuerzo invertido se basa en eso que tanto te repito y que consiste en centrarte en hacer el trabajo correcto, en lugar de centrarte en hacer más trabajo.
Es decir, en lugar de esforzarte por hacer muchas cosas, esforzarte por hacer las cosas adecuadas que te llevarán más cerca de tus metas.
Porque sin duda, es mucho mejor la calidad que la cantidad.
Cuando dirigimos una empresa, parece mentira, pero cada vez tenemos más y más cosas por hacer, en lugar de menos.
Es como si viviésemos en una carrera constante.
Llenamos nuestras listas de pendientes con multitud de tareas, tratando de abarcarlo todo.
Sin embargo, la ley del esfuerzo invertido nos recuerda que la cantidad no siempre se traduce en calidad.
Imagina que tienes una lista de 20 tareas por hacer en un día.
Al final del día, es casi seguro de que solo has completado la mitad de ellas, y encima, muchas ni siquiera eran importantes.
En cambio, si hubieras enfocado tu energía solo en 5, pero de las importantes, no solo las habrías terminado, sino que, además, te habrías acercado más a tus objetivos.
La clave es priorizar de manera inteligente.
Y en lugar de abrumarte con un gran número de tareas, identificar las que tienen el mayor impacto en tus objetivos.
Para ello, pregúntate a ti mismo: ¿Qué tareas me acercarán más a mis metas? ¿Cuáles son las más importantes para mi éxito?
Y una vez que hayas identificado, dedicar la mayor parte de tu tiempo y energía a completarlas.
Deja las tareas menos importantes para más tarde o, si es posible, delégalas a otros.
Esto te permitirá invertir tu esfuerzo de manera más inteligente y eficiente.
Pero claro, la cuestión es que no siempre es fácil identificar esas tareas importantes, ¿verdad?
Ya.
Esa es parte de la belleza de ser empresario.
Hay que pensar y reflexionar.
Cosa que ya es en sí una tarea importante.
Y si ni pensando eres capaz de identificar las tareas que te interesan, quizá el problema está en que los objetivos no están claros.
En cualquier caso, la próxima vez que te enfrentes a una lista de tareas abrumadora, recuerda la ley del esfuerzo invertido.
En lugar de simplemente hacer más, enfócate en hacer lo correcto.
Hazlo ya hoy.
No te pongas a hacer cosas a lo loco solo porque ya lo tengas agendado.
Confirma que te servirán para un buen fin antes de empezar a trabajar.
Y si no eres capaz de identificar ninguna, para el mundo y revisa tus objetivos.
Porque de nada te sirve correr mucho si no sabes a dónde vas.
¡Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – Sé inteligente, que para trabajar de más ya están los demás.