Te voy a contar el secreto a voces de cómo gracias a mejorar tu productividad vas a poder duplicar, triplicar o …plicar, tus ingresos.
Y digo secreto a voces, porque no te voy a decir nada que no hayas escuchado o leído alguna vez.
Pero antes quiero dejar una cosa clara.
Tú no trabajas para ganar más dinero. Eso es sólo lo que crees.
Tú trabajas para conseguir más tiempo con el que poder hacer lo que te dé la gana.
La “confusión” viene, porque para tener el tiempo libre que quieres, antes necesitas ganar el dinero que lo soporte.
O sea, el dinero que te dé la tranquilidad de no tener que pensar en él.
Y esta cantidad será más o menos grande en función del estilo de vida que quieras llevar en el tiempo que no trabajes.
Vale, dicho esto, vamos ya con el secreto, que aunque verás que es muy simple, a la hora de ejecutarlo no es tan fácil y por eso seguramente aún no lo has puesto en marcha.
Y lo que tienes que hacer son 2 listas:
En la primera lista metes todas aquellas tareas que de verdad te aportan valor a ti o a tu empresa, y que por regla general sólo puedes o debes hacer tú.
Por ejemplo: planificar, capacitarte, buscar talento, mejorar procesos, hacer networking, etc…
Y en la segunda lista metes todas aquellas tareas que sueles hacer, pero que aunque hay que hacerlas, no te aportan valor de verdad para conseguir lo que quieres y, desde luego, no es imprescindible que debas hacerlas tú.
Por ejemplo: tareas administrativas o técnicas.
Una vez que tengas estas listas analízalas unos minutos, y verás cómo casi con toda seguridad dedicas la mayor parte de tu tiempo a las tareas de la segunda lista, y muy poco a las de la primera.
Seguramente la proporción será que dedicas el 80% o más de tu tiempo a las tareas de la segunda lista, y el 20% o menos de tu tiempo a las tareas de la primera lista.
Ahora ya tienes localizado el problema de por qué trabajas el montón de horas que trabajas, y ganas sólo lo que ganas.
Lo siguiente que debes hacer es lo más difícil, y consiste en decidir revertir el tiempo que dedicas a cada lista.
Es decir, que debes decidir dedicar la mayor parte de tu tiempo a las tareas que de verdad te aportan valor, y delegar o eliminar de tu jornada todas las demás tan rápido como puedas.
Y esta es la parte difícil, porque si no lo estás haciendo ya seguramente es por alguno de estos 2 motivos:
O bien porque no tienes el dinero para pagar quien ejecute esas tareas a las que tú no deberías dedicarles tiempo, o bien porque no sabes cómo hacer las que sí deberías hacer tú.
Pero justo ahí está el «truco», porque ambas dependen directamente de que te dediques a las que sí deberías hacer tú. O sea, las de la primera lista.
Además, tampoco es necesario que debas hacer un cambio radical y que a partir de mañana ya no te dediques a la segunda lista.
Hazlo paulatinamente, pero hazlo.
Porque así verás cómo poco a poco serás cada vez más productivo y harás el doble de cosas en la misma cantidad de tiempo.
Lo cual tendrá como obligada consecuencia, que ganes más, que tengas más tiempo libre, y que seas más respetado por tu capacidad para avanzar.
Y ya está.
Al final ser productivo es una cuestión de decidir serlo.
Que la productividad te acompañe!
Rafael Valero
PD – Probarlo no te va a suponer ningún perjuicio y, sin embargo, en comparación, el beneficio que puedes sacar es altísimo.
