Cuando nos quejamos de falta de tiempo, casi siempre dirigimos nuestras quejas en una misma dirección…
Los otros.
Siempre son los demás los causantes de nuestros problemas de escasez de tiempo.
Son los otros los que no nos dejan tranquilos y nos interrumpen todo el rato con el teléfono, los mensajitos y las absurdas reuniones.
Son los demás los que con su desorganización nos obligan a esperar o a hacer que tardemos más en hacer lo que sea que estemos haciendo.
Son ellos los que no nos resuelven los problemas que les hemos pedido que resuelvan.
Son los otros, no nosotros.
Porque si de nosotros dependiera, nunca nos faltaría tiempo.
Incluso un montón de encuestas que se han hecho por todo el mundo coinciden en que los principales motivos de falta de tiempo son:
- El teléfono no para de sonar
- Visitas inesperadas de clientes o proveedores
- Tener que ir a reuniones que no sirven para nada
- Tener que solucionar problemas que han generado otros
- No tener quien te ayude
- Que todo sea siempre urgente y cambien las prioridades constantemente
- Tener que hacer uno mismo las cosas si se quiere que salga bien
- Que todo el mundo reclame tu atención
Vamos a ver.
Es verdad que muchas veces son los demás los que provocan que rompamos nuestra planificación.
Y si no fuera por lo que sé, hasta me creería que de verdad son los otros los que no nos permiten ser productivos.
Lo que pasa es que tú y yo sabemos que en realidad esto no son más que las excusas que necesitamos ponernos para justificar nuestra falta de eficacia.
Y si no, párate a pensarlo unos segundos y verás cómo llegas a la conclusión de que la inmensa mayoría de las veces que te interrumpen y te rompen la planificación es porque tú lo has permitido.
Eres tú el que aceptas hacer -o no hacer- lo que sea.
Tú eres quien tiene el teléfono activo y respondes las llamadas
Tú eres quien recibe a todo el que te visita sin cita previa
Tú eres quien asiste a todas las reuniones sin asegurarte de que te van a servir para algo
Tú…
Está claro que cada caso es un mundo y que no podemos generalizar, pero si quieres mejorar tu productividad y tener mayor control de tu tiempo, has de empezar por aceptar que en lo que concierne a la productividad, tu peor enemigo eres tú mismo.
Que la productividad te acompañe!
Rafael Valero
PD – Mañana más.