Hoy vamos a hablar de cultura organizacional.
Algo a lo que los pequeños empresarios no solemos prestarle demasiada atención, pero que es mucho más importante de lo que nos imaginamos.
Entre otras cosas, porque es, a grandes rasgos, lo que va a determinar el ambiente laboral.
Y pienso yo que un lugar en el que se han de pasar tantas horas, bien merece la pena que se esté a gusto, ¿no?
¿O no has entrado nunca en una empresa cualquiera y has tenido la sensación de que allí se respira buen rollo por todos lados?
No sabes por qué, pues todo es “normal” y los empleados se comportan profesionalmente.
Pero es agradable estar allí.
O al contrario.
Entrar en un negocio y aunque todos sean respetuosos y profesionales, sentir que el ambiente es tan tenso que se podría cortar con un cuchillo.
Pues bien, eso es la cultura organizacional.
Y en tu empresa, ya sea buena o mala, también la tienes.
Y digo yo, que ya que va a estar, mejor controlarla, ¿verdad?
Más que nada, porque lo mismo que te puede ayudar a alcanzar el éxito, te puede hundir el negocio.
Y no está el tema para dejar caer tu imperio por no haber manejado algo que está a tu completo alcance.
Ahora bien, es posible que estés ahora mismo como estaba yo hace unos cuantos años, y que todo esto que te digo te suene a chino.
Porque hablar de cultura organizacional suena muy chic, pero no está claro del todo.
Sin embargo, lo vas a entender muy fácil.
Verás, la cultura organizacional no es más que la personalidad de tu empresa representada literalmente por cómo se comportan los que la forman.
Es decir, que viene a ser como un conjunto de reglas “invisibles” que todos siguen “sin darse cuenta”, e incluye cosas como los valores, las creencias, la forma de comportarse, de relacionarse, de comunicar, etc.
Y esto puedes marcarlo tú deliberadamente y hacer que la moral de tu gente sea la más alta posible, que la productividad esté a tope, y que los buenos quieran quedarse en vez de marcharse a la competencia.
O puedes dejar que lo marquen las circunstancias y correr el riesgo de pasarte la vida mediando constantemente con trabajadores tóxicos que no paran de provocar conflictos que generan una alta rotación de personal.
Está claro que crear una cultura organizacional cañera no es fácil, pero tampoco es tan complicado.
Y lo mejor, como te he dicho, es que está en tus manos al 100%.
Empieza definiendo los valores y creencias que quieres que se defiendan.
Comunícalos constantemente a tu personal para que se empapen de ellos y se refuercen las políticas empresariales, e involúcralos en la creación y el mantenimiento, fomentando su participación y retroalimentación.
También procura ser coherente y refléjalos en todos los aspectos de la empresa, desde la contratación y hasta la toma de decisiones.
Y por último, evalúa periódicamente cómo se está viviendo la cultura en la empresa, para realizar ajustes si es necesario.
Y ya está.
Eso es todo.
¡Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – No dejes al azar algo tan importante como esto. Y si no sabes muy bien cómo hacerlo, ya sabes que puedes contar conmigo.