Ayudar a los clientes es básico y fundamental para que estén contentos y quieran seguir comprándote.
Básico, fundamental y obvio.
Sin embargo, ayudarlos a costa de fastidiar a los demás ya no tiene tanta lógica.
Verás.
Ayer era el día que finalizaban las vacaciones de mi pareja y en el que yo “por fin” terminaba mi retiro para volver a la tan ¿deseada? rutina.
Pues bien, estando en el aeropuerto pasó algo que ocurre en muchas empresas.
En muchas.
Y presta atención porque puede que en tu empresa también esté ocurriendo y es motivo para perder clientes a mansalva.
Resulta que estábamos en la fila para pasar el arco de seguridad, y por suerte nos habían derivado a una en la que éramos muy pocos e iba a ser rápido.
Pero la suerte se acabó a la misma velocidad que se presentó, porque justamente los pasajeros que estaban delante de nosotros tenían un problema con lo que llevaban en su equipaje y no podían pasar.
Estos pasajeros, en vez de apartarse para dejarnos avanzar a los demás, optaron por intentar arreglarlo en la misma cinta.
En la fila, que cada vez crecía más, todos respiramos aliviados cuando vimos acercarse a la asistente de seguridad, porque pensamos que ya se iba a solucionar el atasco.
Pero nuestro gozo quedó en un pozo cuando comprobamos que no sólo no les pidió que se apartaran, sino que se puso a ayudarles ahí.
Y bueno, no está mal que quisiera ayudarles, todo lo contrario, pero es que lo hacía con una parsimonia exagerada y charlando con ellos como si no hubiera nadie más en la fila.
Al final, la asistente de seguridad, que supongo que lo hizo con toda su buena intención, logró que estos pasajeros se fueran muy contentos por haber podido solucionar su problema, pero fue a cambio de que las otras más de 20 personas que estábamos en la fila nos fuéramos muy enfadados.
Esta trabajadora seguro que se fue a su casa toda satisfecha porque al día siguiente iba a seguir teniendo trabajo y ninguna compañía aérea iba a perder clientes por su incompetencia.
Pero cuando algo así ocurre en una empresa pequeña, como puede ser la tuya, el desastre puede ser mayúsculo.
Así que observa si en tu empresa ocurren cosas parecidas e instruye a tus empleados para que ayuden al máximo a los clientes, pero haciéndoles conscientes de que para ello no pueden fastidiar a los demás.
Porque el cliente ayudado es probable que te vuelva a comprar, pero todos los demás seguramente prueben la próxima vez con tu competencia.
Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – Mañana más.