Hoy quiero hablarte de un hábito del que rara vez escuchamos, pero que es esencial de cara a la productividad.
Hábito que te llevará del mero querer hacer algo, al hacerlo.
Me refiero al «Hábito de Concretar», una forma de pasar a la acción de manera más efectiva, orientando tu mente hacia la ejecución al centrarse en el «próximo paso» y dividir cualquier proyecto o hábito en acciones específicas y claras.
Y estas son las cuatro razones por las que puede marcar la diferencia en tu vida.
Te impulsa a la acción
Para empezar, este hábito te aleja de los constantes: «debería hacer esto» o «me gustaría lograr aquello».
Lo cual es una bendición si tú eres de los que tiende a posponer o simplemente soñar despierto sin avanzar, porque en lugar de quedarte atrapado en el mundo de las fantasías, te centras en la acción real.
Te da claridad
Te obliga a analizar los detalles, dándote una visión realista y clara de lo que estás tratando de lograr, lo que es esencial para entender las acciones requeridas.
Fomenta el enfoque
Teniendo en cuenta que vivimos en un mundo en el que las distracciones son abundantes, al concretar te centras en el próximo paso específico, lo que impide que te desvíes y te mantengas en el camino correcto.
Es como si pusieras escudo contra la dispersión.
Mejora la planificación
Al comprender y dividir un proyecto u objetivo, también puedes organizar mejor tu tiempo y recursos, lo cual te permite evitar errores costosos al inicio y, aunque es posible que debas hacer ajustes, la base sobre la que trabajas es sólida.
Vale.
Una vez que has visto los beneficios de adquirir este hábito, llega el momento de que sepas cómo ponerlo en práctica.
Y es básicamente haciéndote las siguientes preguntas clave cada vez que estés ante un proyecto:
- ¿Cuál es mi objetivo principal y en qué consiste realmente?
- ¿Cómo puedo dividir este objetivo en tareas más pequeñas y manejables?
- ¿Qué acciones concretas puedo tomar para avanzar?
- ¿Qué plazos realistas puedo establecer para cada tarea?
- ¿Quiénes forman parte de este proyecto?
- ¿Qué puedo hacer hoy para avanzar hacia mi objetivo y superar la inacción?
Bastante simple, ¿no?
Al final, todo se centra en que tengas claro qué es lo que quieres conseguir, porque así evitas divagar sin rumbo, y quedarte atrapado en una indecisión constante que te impide pasar a la acción.
Así que ya sabes, anótate estas preguntas allí donde puedas encontrarlas cuando te hagan falta, y la próxima vez que te enfrentes a un proyecto, o lo que sea que quieras emprender, las sacas y te las vas haciendo una por una.
¡Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – Lo abstracto te frena