Todos tenemos o hemos tenido empleados complicados.
Y si no los tienes o no los has tenido, no te sientas menos, porque si tu empresa sigue avanzando, los tendrás.
Créeme.
En cualquier caso, tanto si los tienes como si los vas a tener debes saber manejarlos, porque queriendo o sin querer son capaces de minar de muy mala manera tu productividad, la de tu empresa, y sobre todo, el ambiente laboral.
Y tú puedes permitirte muchas cosas, pero los agentes sobre los que tienes el control no pueden ser los que fastidien todo tu esfuerzo.
Bien.
Empleados problemáticos hay de muchos tipos, pero hay 3 que se llevan la palma por lo habituales que son:
Por un lado tenemos el pesimista, que es ese que no sólo nunca encuentra nada positivo que decir, sino que cuando abre la boca es para decir algo negativo.
Es como si disfrutara pensando y diciendo todas las diferentes maneras en que un trabajo o proyecto va a fallar.
Pues bien, para manejar a estos, lo que tienes que hacer en primer lugar es escucharlos y reconocer sus “quejas”, no vaya a ser que tengan razón.
Y una vez escuchados, “oblígalos” a dar alguna idea constructiva al respecto de cada tema sobre el que no vean claros los resultados.
Y si no tienen nada positivo que decir, que se callen.
Aunque también puedes aprovecharlos como “abogados del diablo” para los momentos de lluvias de ideas.
Otro tipo de empleados problemáticos son los pasivo-agresivos, que probablemente sean los más peligrosos por lo tóxicos que son, y a mí particularmente son los que más me sacan de quicio.
Los reconocerás porque, entre otras muchas cosas, suelen ser muy sarcásticos, con una actitud cínica y aire de superioridad, que procrastinan de mala manera y culpan de todo a los demás.
Y yo te diría que te los quitases de encima cuanto antes, pero mientras no puedas, la forma de lidiar con ellos es, para empezar, no quedándote en la superficie y buscando el motivo oculto que hace que actúen así.
También puedes poner límites más claros con respecto a su forma de actuar y quitarles posibles recompensas que les estés dando
Pero en ningún caso demuestres que te afecta y mantén la calma.
Y por último tenemos a los sabelotodo. O sea, los típicos “listos” que se creen los más inteligentes de la sala.
Que de estos no hace falta que te ponga ejemplos, porque sabes perfectamente a quiénes me refiero.
Y para manejarlos te bastará simplemente con invitarlos a que respalden sus intervenciones con hechos.
Y si con esto no te funciona pídeles directamente que no interrumpan, que sean más humildes y que mantengan la actitud de mente abierta.
Y ya está.
Al final, aunque gestionar empleados es probablemente la tarea más complicada que tiene un empresario, no te tiene que preocupar demasiado porque también se puede aprender.
Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – A base de golpes también se aprende.