¿Has pedido algo alguna vez y lo que han hecho no tiene nada que ver con lo que solicitabas?
Estoy convencido de que sí.
Nos pasa o ha pasado a todos.
Y tengo que decirte que por regla general no es culpa del receptor, sino tuya.
Te cuento.
A ver, el principio básico de la comunicación parte de comprender que existen dos partes: el emisor y el receptor.
O sea, el que habla y pide, explica, informa, o lo que sea.
Y el que escucha.
Y da igual lo bien que se transmita el mensaje, que si el que lo recibe no lo entiende solo se van a generar errores y frustraciones.
Por lo tanto, la responsabilidad siempre recae sobre el que comunica, no sobre el que lo recibe.
Lo repito… si no te entienden no es que sean menos listos, es que tú no lo has comunicado correctamente.
No has sabido hacer que te entiendan.
Entonces, para evitar que te pase, porque es bastante frustrante, te dejo unas cuantas claves que a mí me han funcionado siempre:
1- Piensa en quien va a recibir el mensaje, y no solo en el mensaje en sí.
Cada persona es un mundo y lo que te funciona con unos no tiene por qué funcionarte con otros.
Así que, en la medida de lo posible evalúa las características y necesidades de quien te va a escuchar, y adapta tu manera de decirlo para que lo entiendan a la primera.
2- Elige el momento y canal adecuado
Igual que debes analizar quién va a recibir tu mensaje, también debes elegir cuándo se lo dices.
Porque uno no es igualmente receptivo a una hora que a otra.
Y si por ejemplo le tienes que decir algo a un empleado, puedes estar seguro de que este será menos propenso a querer escucharte justo cuando le toca salir del trabajo.
3- Elige el canal adecuado
El método que utilices (cara a cara, por teléfono, etc.) también tiene su importancia.
Porque si por ejemplo, lo que quieres decir es verdaderamente importante y utilizas el WhatsApp, corres el riesgo de que no le den la importancia que esperas, pues asumen que ese canal es “menos serio”.
4- Sé claro y no te enrolles
Evita la ambigüedad y di claramente y sin rodeos lo que quieres, porque si te enrollas de mala manera, la mayoría de las veces lo único que consigues es que se dispersen.
Y también, en la medida de lo posible, evita tecnicismos innecesarios, especialmente si el receptor no es muy ducho en el tema.
5- Pide que te lo repitan
Esta es fundamental, especialmente cuando delegas, porque es la única manera de estar seguro de que te han entendido.
Simplemente, pídeles que te repitan con sus palabras lo que has pedido.
Así sabrás si realmente han comprendido lo que tú querías transmitir.
Y poco más.
Al final, lo más importante de todo es que, como te he dicho antes, asumas que el responsable de que te entiendan o no, eres solo tú.
Así que comunica en consecuencia.
¡Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – Piensa antes de hablar.