Aunque me paso la vida buscando la perfección, no siempre lo consigo.
Pero he aprendido que estresarme por ello no me ayuda.
Verás, ayer cometí un error en la configuración de envío, y en lugar de enviarte sólo el email del día, te envié 2.
¿Y eso es un problema?
Pues a ver, desde el punto de vista de que son consejos que te pueden ayudar a mejorar tu productividad, pues entiendo que no.
Lo que pasa es que mi compromiso contigo es enviarte un email al día, y aunque enviarte dos tampoco va a hacer que reviente tu bandeja de entrada, pues no es lo acordado.
Y eso me frustra.
Sin embargo, la “rabia” por haberme equivocado la aplaqué recordando que tampoco es imprescindible ser perfecto siempre.
Y que fallar de vez en cuando me recuerda que soy humano.
Ahora bien, que no sea necesario ser perfecto no quita que se deba intentar.
Y una de las mejores formas es aprendiendo de los errores.
Porque si fallas y lo dejas pasar sin buscar la lección que lleva, el error no habrá sido más que eso, un error.
En mi caso me ha servido para darme cuenta de que faltaba un punto de control en el checklist de configuración de envío.
Porque por muy buenas que sean las máquinas, si quien las maneja no lo hace bien no les sacará todo el partido.
Y de mi error de ayer tú debes sacar como mínimo estos 2 aprendizajes o recordatorios.
El primero, que cada vez que te equivoques no deberías perder demasiado tiempo lamentándote.
Llora si tienes que llorar, pero reponte cuanto antes y reflexiona sobre el error para ver cómo puedes evitarlo en el futuro.
Y el segundo, que los checklists de control son una herramienta muy poderosa para hacer el seguimiento de los procesos.
Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – Yo no soy muy partidario del «mejor hecho que perfecto», aunque sí comulgo con la idea de no dejar de hacer mientras buscas la perfección.