Yo no sé por qué los gurús de la productividad se ponen tan pesados con lo de que se es más productivo a primera hora de la mañana.
En concreto, las 2 o 3 horas primeras horas justo después de levantarte.
Porque es una mentira como una casa.
O eso, o es que yo soy especial.
O raro.
Porque a mí no me funciona.
A ver.
Es verdad que por lógica a primera hora del día estás más “despejado”, porque básicamente acabas de tener varias horas de descanso.
Pero en mi caso, da igual que descanse, duerma 5 o 10 horas, porque en mi primera hora soy un zombi.
Durante mucho tiempo les he hecho caso y me he esforzado por hacer las grandes tareas -las importantes- justo después de levantarme.
Pero al final he desistido.
Porque me he dado cuenta de que yo soy más como los motores diésel, que necesito un buen rato para poder darlo todo.
A mí lo que me funciona mejor es atacar a primera hora las tareas más rutinarias.
Esas que no necesitan que pienses nada.
Porque así me activo y voy entrando en calor.
Y después ya sí que soy capaz de comerme hasta el elefante más grande.
Por eso, en lo que tiene que ver con tu productividad, lo que yo te recomiendo es que aunque sí es importante que escuches a los que más saben, al final el que mejor te conoces eres tú.
Así que no te empecines en hacerlo idéntico si a ti no te funciona, porque es posible en que vez de mejorar, empeores.
Ahora bien, lo que no puedes olvidar es que el objetivo es ser lo más productivo posible, y para ello debes identificar claramente cuándo lo eres y ser disciplinado para no perder tus mejores ratos en chorradas rutinarias y marrones típicos.
Porque ahí es donde perderás el control y no te quedará más remedio que obligarte a ser productivo a última hora del día, con lo que eso conlleva.
Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – El truco está en ser estricto con la agenda, pero sin rayar lo absurdo.