Ser productivo es un estado que todos quieren, pero que pocos consiguen.
Y no es que sea especialmente difícil lograrlo.
Pero requiere de actitud.
Y sí, hay muchísimas técnicas que te ayudan.
Pero si no tienes la actitud correcta, da igual cuántas técnicas te cuente, porque difícilmente lo conseguirás.
Ahora bien, cuando diriges un negocio, ser productivo deja de ser una elección para convertirse en una obligación.
Al menos, si lo que quieres es que tu negocio funcione razonablemente bien sin que tú tengas que dejarte toda la piel por el camino.
Bien.
Dicho esto, hay algo de lo que debes huir como de la peste para ser productivo.
Y es de la Ley de Parkinson.
Que no de la enfermedad de Parkinson, aunque también.
¿Y por qué?
Pues verás.
La Ley de Parkinson dice que el trabajo se expande hasta que ocupa por completo el tiempo destinado para su realización.
O sea, que si tienes 1 día para hacer algo, eso será lo que tardarás en hacerlo.
Y si tienes 1 mes, eso será lo que tardes.
¿No te lo crees?
Pues mira.
Cuando tienes algo que hacer, ya sea simple o complicado, tú mismo determinas casi inconscientemente el tiempo que te va a llevar hacerlo.
Casi nunca es exacto, pero más o menos sabes lo que tardarás.
Y entonces priorizas según el plazo que tengas.
Si no tienes plazo, casi nunca se hace.
Y si lo tienes, pues aguantas hasta el límite.
Porque en lugar de ponerte de inmediato con ello, lo que haces es ponerte con otras tareas que tengan un plazo más corto o que te resulten más fáciles de hacer.
Y si no tienes otras tareas pendientes, simplemente procrastinas hasta que te quede el tiempo justo para hacerlo antes de que venza el plazo.
Y verás, de siempre se ha dicho que si quieres acabar las cosas debes marcarte plazos o fechas límite.
Pero si te pica la mosca del Parkinson, este da igual que te los marques, porque no lograrás ser productivo.
Sí, harás lo que quieres o tienes que hacer, pero no será de manera productiva.
De hecho, la gente que se dedica a estudiar estas cosas, dicen que esto pasa porque cuando nos asignan, o nos asignamos una tarea, en vez de pensar en el tiempo que realmente necesitamos para realizarla, lo que pensamos es en el tiempo que tenemos disponible como tope.
Y por eso se es tan ineficiente al trabajar.
Porque priorizamos en función del límite de tiempo, y no en función del tiempo que necesitamos.
Pero bueno.
¿Se puede hacer algo para solucionarlo?
Pues sí, como con casi todo.
Para empezar planifica con anticipación.
Es decir, que no decidas hoy qué vas a hacer mañana, sino que lo hagas con mayor plazo.
Y marca lo que vas a hacer y cuándo lo vas a hacer basándote en el tiempo que te va a llevar, y no en el plazo máximo que tienes para hacerlo.
Si no tienes plazos límite, como por ejemplo en las tareas más estratégicas, márcalos tú mismo.
Y después, haz una estimación lo más realista que puedas del tiempo que te va a llevar cada tarea y priorízalas.
Si quieres, puedes ayudarte de la técnica del Timeboxing o de la Pomodoro para disminuir las distracciones y ser más efectivo en la ejecución.
Y ya está.
Ahora ya sabes que cuando dejas algo para el final, no es porque estés muy ocupado, sino porque te está dominando la Ley de Parkinson.
Disfruta del día!
Rafa Valero
PD – Si terminas las tareas antes del plazo establecido, puedes usar el tiempo extra para avanzar con otras tareas o tomarte un descanso. El objetivo es ser más eficiente, no estar sobrecargado de trabajo.