Supongo que habrás escuchado en infinidad de veces el famoso refrán “no pongas todos los huevos en la misma canasta”, ¿verdad?
Pues bien, desde tu misión como empresario, esto deberías dejar de verlo como un simple dicho popular que suena simpático, y convertirlo en una máxima que debes asumir literalmente.
Créeme, es más importante de lo que te crees.
Yo no lo hice en su día, y me costó tener que cerrar una empresa.
Bueno, en realidad he de decir que sí que llegué a diversificar, pero lo hice tarde y no me dio tiempo a esquivar las dificultades.
Piensa que el verdadero problema de no diversificar, no es que por dedicarte exclusivamente a un único producto o servicio pueda salir algo mal y si el mercado cambia o si aparece una potente competencia te puedas ver en situaciones complicadas.
Qué va. Eso duele, pero forma parte del juego.
El verdadero problema es que si te pasa, tú te sientes aún peor porque sabías que podía pasar, y aun así tomaste la decisión de no diversificar.
O sea, que el culpable eres tú al 100%.
Por lo tanto, diversifica.
No pienses. Hazlo.
Para ello, tienes diferentes opciones, que yo divido en 3 niveles:
El primer nivel, que es el más suave y «sencillo», es el de ampliar la línea de productos o servicios dentro de tu mismo negocio.
Como, por ejemplo, añadiendo zapatos o accesorios a tu oferta, si tienes una tienda de ropa.
El segundo nivel, más «cañero», es expandiéndote a nuevos mercados, abriendo tiendas u oficinas en otros barrios, ciudades, o incluso a nivel internacional.
Y el tercer nivel, que ya podemos considerar «top», es abriendo un negocio en el mismo sector, pero con otra actividad, o en un sector y una actividad completamente diferente a tu negocio actual.
Sé que no es fácil.
Especialmente la tercera opción, porque si ya te cuesta dirigir un negocio, con todas las complicaciones que conlleva, como para meterte y gestionar otro diferente a la vez, ¿verdad?
Pero es que necesitas una red de seguridad.
Y si las cosas se complican y no eres de los que tiene una cuenta bancaria llena de dinero para hacer frente a todas las pérdidas, los costes de despidos y cierre, y aguantar mientras encuentras trabajo, o invertir en un nuevo negocio, te vas a quedar en la calle con una mano delante y otra detrás.
Y entonces sí que vas a ver lo que son dificultades de verdad.
Te lo digo por experiencia.
Y todo por no intentarlo.
Piénsalo y reflexiona sobre qué podrías hacer según tu situación y circunstancias.
Observa a otros.
Haz números.
…
Y cuando hayas decidido el qué, investiga y comprende bien el nuevo producto que vayas a incluir, el nuevo mercado en el que te puedas meter, o la nueva línea de negocio que puedas crear, y planifica todo el proceso marcando fechas.
Porque si lo haces a lo loco y sin medir bien, igual la solución acaba convirtiéndose en tu problema.
En conclusión: DIVERSIFICA
No le des demasiadas vueltas pensando que no todos los que no diversifican acaban teniendo problemas.
Porque es verdad, no tiene por qué pasar.
Pero, ¿y si pasa?
¿No sería más inteligente estar preparado y minimizar los riesgos?
Pues eso.
Trabájalo desde hoy mismo.
Y si después de darle mil vueltas no encuentras cómo hacerlo, o tienes dudas como para llenar un saco, siempre te queda la opción de trabajar conmigo.
Que otra cosa quizá no, pero de darme mamporros con mis empresas estoy más que harto.
Y sé que voy a seguir cometiendo errores como empresario, pero te aseguro que este no volverá a ser uno de los que me quite el sueño.
¡Que pases un buen día!
Rafael Valero
PD – Los que se adaptan y diversifican son los que realmente prosperan.