Hay muchas palabras que pueden influir en tus decisiones, generar culpa y, en última instancia, alejarte de tus metas y sueños.
Pero hay una en particular que, sin llevar capa ni bigote retorcido, ejerce como un verdadero villano en tu verborrea.
La palabra “debería”.
Y deberías desterrarla.
Te cuento por qué.
Mira, la palabra “debería”, se basa en las expectativas de los demás.
Cuando decimos que «deberíamos» hacer algo, a menudo lo hacemos porque creemos que es lo que se espera de nosotros, y no necesariamente porque lo que deseemos.
Estas expectativas pueden provenir de tu familia, tus amigos, tus clientes, tus empleados, las redes sociales, o la sociedad en general.
Y el problema es que en vez de actuar en función de nuestros objetivos y deseos, caemos presos de esas expectativas ajenas.
Además, cuando decimos que “deberíamos” hacer algo, estamos implícitamente diciendo que lo que ya estamos haciendo no es suficiente.
Lo cual produce una sensación de insatisfacción y presión que nos dificulta cumplir con las expectativas autoimpuestas o ajenas.
Y en lugar de motivarnos, nos degrada y nos hace sentir inseguros.
Pero no nos afecta solo cuando aplicamos el “debería” a nuestras vidas.
Si no que, a menudo también lo proyectamos a los demás, como por ejemplo, cuando le decimos a alguien lo que “debería” hacer.
Y nos hace caer en un acto de juicio y control.
Pero igual que rechazamos que otros nos digan a nosotros qué hacer, también deberíamos evitar hacérselo a los demás.
¿Y cómo podrías solucionar esto?
Pues tan simple como dejando de decir “debería”, y decir mejor “quiero” o “elijo”, porque eso te empoderará más y te permitirá vivir según tus objetivos y valores.
Incluso cuando le dices algo a los demás, como en el caso de un empleado, es mejor usar el «quiero», que el «debería».
(Decir, por ejemplo: «quiero que hagas esto» es más claro y directo que «deberías hacer esto»)
Piensa que el “debería” solo es una ilusión y en realidad no existe.
Porque no hay una única forma de vivir la vida o alcanzar lo que quieres.
Por lo tanto, no actúes como si hubiera un camino universal, y mejor acércate a la inmensa diversidad de opciones y enfoques que existen.
Tanto para ti, como para los demás.
¡Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – Estoy muy profundo últimamente.