¿Sabes cuáles son las cosas que con más frecuencia postergamos los empresarios?
Las decisiones.
Especialmente cuando estas son sobre un tema que no dominamos.
Ya sabes, eso de verte en la encrucijada de tener que tomar una decisión sobre lo que no tienes ni idea, y optar por el camino fácil, que no inteligente, de dejarlo para otro momento.
Pues bien, este deporte más que una ciencia, en el que la procrastinación decisional se convierte en un arte, y que estoy seguro de que a ti también te pasa, te ha pasado, o te pasará, al final no es tan malo como lo pintan.
Porque sí, cuando se te planta delante una elección que te suena más a arameo antiguo que a otra cosa, asusta tanto equivocarte, que la decisión más fácil es la de dejarla para más adelante.
A ver si con suerte, entre que la pospones y decides finalmente, te cae un rayo de conocimiento inesperado que te ilumine.
Algo que difícilmente te va a pasar, y que lo único que habrás ganado es perder tiempo, porque al final es casi seguro que tendrás que tomar la dichosa decisión.
Pero bueno, como te digo, no todo es malo en estas situaciones.
Porque queriendo o sin querer, gracias a optar por el “ya lo miraré después”, desarrollas un repertorio impresionante de excusas creativas.
Desde «necesito más información» hasta «el cosmos aún no me ha enviado la señal adecuada».
Por otro lado, te conviertes en un maestro de no comprometerte con ninguna opción en particular.
Después de todo, cómo vas a comprometerte si no sabes ni lo que estás eligiendo.
Y, por supuesto, la satisfacción de decidir, aunque solo sea para postergar, hace que disfrutes de esas pequeñas ráfagas de felicidad instantánea, que tanta falta nos hacen a los empresarios.
Vale, ahora en serio.
Tomar decisiones cuesta.
Y si no dominamos el tema, pues más todavía.
Pero si de algo te sirve mi experiencia, que sepas que es mejor tomar una decisión y equivocarte, que dejarla para más adelante porque no entiendes lo que tienes delante.
Básicamente, porque cuanto antes te equivoques, antes podrás tomar las medidas para solucionarlo.
Y si la pospones, con por ejemplo la excusa de informarte sobre el tema, lo único que harás es retrasar lo inevitable.
Porque raramente buscarás la información que te hace falta, y al final tomas la decisión con la misma falta de conocimiento.
Así que, sigue mi consejo y cuando te enfrentes a situaciones que te suenan a chino, toma las decisiones más rápido de lo habitual.
Porque ante el altísimo riesgo de equivocarte, es mejor hacerlo cuanto antes, y así no pierdes tiempo.
¡Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – No eres consciente de lo divertido que es tomar decisiones, hasta que te equivocas en la mayoría.